Páginas de Ayer y de
Hoy
El Puente…
Por Alberto Betancor
Corría
el año 2011 en la antaña apacible, hoy convulsionada ciudad de San Cristóbal,
cuando un vozarrón tronó en los medios de comunicación social “empeñó mi
conocimiento y jerarquía a que el puente Libertador no se va a caer”. Aquella
frase lapidaria, pronunciada en las columnas del puente taribero, nos hizo
recordar al “Baladrón”, célebre personaje de Francisco de Sales Pérez, pistola
al cinto jamás puñal, única forma de poder amedrentar a los demás, militar al fin,
de lo contrario no podría atemorizar a nadie.
De
inmediato se desató la polémica, legisladores y sus áulicos enclaustrados en el
usurpado Palacio de los Leones, en tiempos pasados fervientes defensores de la
guanábana, hoy del tomate rojito, pero siempre zalameros de profesión,
desataron su histeria como doncellas heridas gritando y exclamando ¡el
gobernador copeyano miente! ¡el puente no caerá! ¡ningún arreglo se le hará! ¡Pérez
Vivas la plata no despilfarrará! Y hasta aseveraron “Vamos a echar por tierra
augurios y predicciones sin ningún fundamento técnico”.
La
víspera del 19 de abril del año 2012, al finalizar la sombría y lluviosa tarde un
acontecimiento sacudió y estremeció a la colectividad, con la rapidez con la
que se propagan las malas noticias se escuchó en todo el Táchira ¡ha caído el
puente Libertador! de inmediato el desmentido oficial no se hizo esperar: no se
cayó, solo se agrietó... en unos días un puente de guerra habrá… solo a San
Cristóbal y Táriba afectará.
El
Táchira colapso, colas interminables por doquier, choques, carestía de
medicinas y alimentos y demás penurias azotaron la región. Pasaron a formar
parte de nuestros pesares cotidianos como el sicariato, el robo y la extorsión,
la falta de servicios públicos, la luz, el agua y el gas, sin olvidar claro
está, el combustible y la construcción que de emblemas de la nación, gasolina y
cemento, el viento revolucionario se llevó.
Los
días pasaban y el anunciado puente no llegó, lo que si se construyó por orden
de Pérez Vivas Gobernador, fue una trocha que amortiguó la calamidad, ya las
colas bajaron su intensidad, ante la mirada derrotada de los insensatos
revolucionarios, quienes pronunciaban una y otra vez, al igual que un eco
infernal: pronto el puente de guerra habrá.
Dos
grandes latas con hierro colocaron y con bombos y platillos anunciaron
“terminado el puente de guerra, gracias Presidente Chávez”. Sólo desidia y
destrucción, latas sobre lo que fue una gran obra de nuestro pueblo;
actualmente mediocridad y nada más.
Aún
hoy continúa la tragedia de los tachirenses, ni señales de arreglarse el afamado
puente, ya hasta las latas parecen bonitas, pronto les saldrá el oxido reflejo
de un gobierno nacional decadente y recuerdo perenne de cómo la irracionalidad
suele triunfar sobre la voz de la razón. @BetancorAlberto